Uno de los principales cambios que los educadores deben incluir en sus prácticas pedagógicas se refiere a cómo ayudar a sus alumnos a ir más allá de los conocimientos adquiridos, estableciendo estrategias para que reflexionen sobre sus formas de aprender.
Este aprendizaje metacognitivo debe ser desarrollado mediante experiencias adecuadas de aprendizaje, que faciliten a niños y niñas, desde etapas escolares muy tempranas, el reconocimiento de sus propios procesos cognitivos.
Los estudiantes apoyados por el docente en los primeros años de escolaridad,
pero luego en forma autónoma pueden:
• Estar conscientes cuando enfrentan una tarea de aprendizaje.
• Seleccionar las mejores estrategias para el aprendizaje.
• Autoevaluar el propio proceso de aprendizaje.
• Evaluar los resultados para ver cuánto se logró y qué queda aún pendiente.
• Esto les permitirá desenvolverse en un mundo que necesita buenos pensadores para resolver problemas que plantea el diario vivir.
Sabemos que…
• El aprendizaje se enriquece si se utilizan estrategias metacognitivas y que una vez aprendidas pueden ser transferidas a cualquier actividad.
• Apropiarse de estrategias metacognitivas permite llevar al nivel consciente los procesos secuenciados que se llevan a cabo para pensar.
• Los estudiantes que son participantes metacognitivos son activos facilitadores de su propio aprendizaje.
Estrategias Metacognitivas
• Formular hipótesis.
• Confirmar hipótesis, argumentando el por qué de sus ideas anticipatorias.
• Realizar preguntas claves (especialmente las implícitas o inferenciales)
• Completar bitácoras de aprendizaje, explicitando lo aprendido, lo que faltó, lo interesante, lo que le resultó fácil o difícil.
Los estudiantes que han desarrollado la metacognición:
• Tienen confianza en que pueden aprender.
• Reconocer por qué un aprendizaje es exitoso.
• Ajustan estrategias cuando es necesario.
• Buscan apoyo y orientación en compañeros y profesores.
• Piensan acerca de su manera de pensar.
Olga Codejón Iruela
Profesora de Didáctica General (UNIR)